SUMAR AMOR A LAS TERAPIAS
Las familias se convierten en nuevos lugares de cuidado
La pandemia del COVID-19 interrumpe las terapias ocupacionales y los hogares pasan a ser un apoyo diario para seguir con los tratamientos.
Por: Luciana Garcés Castiella
Los Trastornos del Espectro Autista (TEA) son un grupo de afecciones caracterizadas por algún grado de alteración en cómo una persona se comporta, interactúa, se comunica y aprende, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Actualmente, las terapias para acompañar a las personas con TEA se mantienen desde las viviendas familiares.
La Fundación Brincar, que trabaja para mejorar la calidad de vida de personas con TEA, afirma que para lograr este objetivo es importante centrarse en la personalidad, los intereses y los sueños de cada uno. La creación de contextos favorables se logra trabajando en conjunto entre las familias, el ambiente educativo y las terapias ocupacionales. Apoyar al entorno familiar, tener un tratamiento establecido, mejorar la comprensión entre pares y promover la inclusión, son factores fundamentales para contener a las personas especiales
Cada niño es diferente y responde a sus terapias de acuerdo con su temperamento. Actualmente, muchos tratamientos se vieron interrumpidos por el aislamiento social, preventivo y obligatorio decretado en la Argentina para hacer frente a la pandemia del COVID-19. Este contexto puede afectar por demás a niños con TEA, en comparación con otros niños. Según la Red de Espectro Autista (RedEA), las consultas por WhatsApp y redes sociales se triplicaron, en busca de contención y herramientas para asistir desde casa.
Las familias se presentan como los nuevos lugares de cuidado. En el caso del hogar de Patricia Medardi, acompañan a su hijo con la ayuda de una raza de perros especiales. Mateo, que ahora está transitando la adolescencia, presenta un Trastorno Generalizado del Desarrollo de Espectro Autista. Durante la cuarentena, continúa con sus terapias de forma virtual y su madre afirma: “Está transitando esta situación muy bien, con sus perros que lo acompañan”.
Fuente: Patricia Medardi
Luciana Garcés Castiella
Patricia Medardi cuenta que cuando supo que su hijo tenía TGD buscó una manera de enseñarle desde un abordaje diferente. Así fue como surgió el criadero SPAL de Australian Labraddodles. Estos cachorros tienen características especiales para acompañar a las personas. “Lo único que yo sabía en la vida era sobre veterinaria y amalgamé mis dos pasiones: el amor de mamá y el de los perros”,explica. Mateo se crió al lado de su gran compañero Denver. Este cachorro lo ayudó a aprender a comunicarse, a trabajar la motricidad fina y hasta a andar en bicicleta.
Los Australian Labraddodles son perros especializados para auxiliar en distintas terapias y sus características de comportamiento los hacen ideales para su función. Medardi testifica que son puro amor. “Son muy nobles, tolerantes y tienen una empatía natural. Tienen la necesidad de estar acompañados y de acompañar”, agrega. Incorporar estos cachorros a las sesiones de tratamiento puede ser muy gratificante, ya que ayudan a realizar las tareas de una forma más divertida y reforzante.
En el marco de la cuarentena obligatoria, muchas familias se comunican con Patricia para comentarle que tener uno de estos cachorros es una bendición. “Me agradecen tener estos perros para ayudarlos y acompañarlos en estos momentos especiales”, afirma la creadora de SPAL. Compartir esta situación excepcional con un perro hace una gran diferencia. Son una descarga y una contención emocional fundamental.
Patricia Medardi: "Cuando vi lo maravilloso que era incorporar un perro a las terapias decidí replicarlo a otras familias"
Fuente: Patricia Medardi
El hogar de Josefina Ruival también es un claro ejemplo de que los perros pueden cambiar vidas y contener a una familia durante la cuarentena. En este contexto, la casa de los Ruival también se convirtió en un espacio de cuidado para su hijo Ramón, con el apoyo de una cachorra SPAL. “Cuando llegó Lupe a casa, mi hijo empezó una nueva y distinta terapia”, relata Josefina. Además, afirma que Ramón tuvo grandes avances en sus tratamientos desde la llegada de Lupe y que su primera palabra fue “ba bau”.
Contar con la posibilidad de crecer con un cachorro puede ser una oportunidad de transitar la vida de una manera más amorosa. Si bien muchas veces no se puede cambiar una realidad, sí se puede hacer algo para mejorarla. Tener un perro puede aumentar la calidad de vida de muchos niños y lograr que transiten situaciones difíciles de manera alegre. Patricia Medardi manifiesta “Un perro no te va a curar, pero va a sanarte”. Compartir la vida con un perro puede ser una forma de dar vida. Una forma de sumarle placer a la vida.
Kyra trabaja en la Unidad de Internación Pediátrica del Sanatorio los Arcos y ayuda a realizar la psicopraxis de los pacientes.
Fuente: Swiss Medical y Patricia Medardi
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