VOCACIÓN EN EL CUIDAR
El ingenio, la creatividad y el juego para salvar vidas
Agustina Castellaro, médica residente del Hospital Garrahan, combina su vocación por la medicina y lo social para ayudar. En la actualidad asiste gente del barrio Villa 31 brindándoles comida y acompañamiento.
Por: Paz Castano
Agustina Castellaro está en tercer año de residencia en el Hospital Garrahan, donde se especializará en oncología infantil. Estudió medicina en la Universidad Austral, con la convicción de que “ayudar a otros mediante el poder del conocimiento” la hacía sentirse completa.
Sin embargo, esto no colmó sus ganas de aportar a la sociedad, por lo que a los 21 años hizo el curso para ser payaso de hospital en la ONG Payamédicos. Luego de 5 meses de prácticas en los que aprendió de psicología, ética, bioseguridad y actuación; con su disfraz terminado y el título de payamédica entregado, Castellaro nunca ejerció con la ONG. Decidió aplicar lo aprendido a su manera.
Aplicó todo lo aprendido en la fundación Natalí Dafne Flexer, que ayuda a niños con cáncer brindándoles juegos y acompañamiento. Lo que mueve su vocación es tratar de que los niños se olviden por un rato de su enfermedad, hacerlos sentir “como uno más”. Si bien esto lo incorporó del curso de payamédicos, ella aplicó estas herramientas desde su lugar: sin necesidad de un disfraz, de la actuación, ni la despersonalización. Más bien buscando la creatividad y el ingenio en sí misma.
Herramientas como el ingenio, la creatividad y el juego fueron las que Castellaro incorporó durante sus 4 años en Flexer, las cuales asegura que aplicará en sus pacientes como oncóloga. Para ella es esencial el acompañamiento del médico para un tratamiento más sano, mediante la risa y la desdramatización de la situación. Llevar eso a cada chico es lo que la motiva y la hizo decidirse por oncología infantil.
En la actualidad, dada la extensa carga horaria de guardias que debe cumplir dejó de asistir a la fundación. Sin embargo, encontró otra manera de ayudar: asiste al barrio Villa 31 llevando bolsos con comida y acompañando a las familias. Castellaro nunca deja de lado su vocación por lo social, “se acomoda para y por el otro” asegura su hermana Belén Castellaro.
Castellaro se caracteriza por su estilo de vida “movido”, como lo llaman sus familiares. Nunca se conforma. Siempre encuentra algo más por hacer, alguna otra manera de ayudar y acomodar su apretada agenda. Lo mismo le ocurre en el ámbito profesional: curiosa e interesada, constantemente busca algo más por aprender o hacer. Su hermana la describe como “apasionada” y “comprometida” por lo que hace.
Creció con el ejemplo de su padre médico, Carlos Castellaro, que ejerce como nefrólogo. Asegura que su padre no influyó a la hora de elegir su carrera, por la cual siente una gran vocación. Desde pequeña quiso servirle a la sociedad de alguna manera. Ella se describe como una persona “amiguera”. Confiesa que su carrera profesional no fue una excusa para dejar de hacer lo que le gusta en sus tiempos libres. Mientras estudiaba nunca dejó de jugar al hockey en el Club San Patricio, donde tiene sus mejores amistades.
Castellaro se recibió de médica en el Hospital Universitario Austral en 2017.
Crédito: Agustina Castellaro (segunda a la izquierda)
Hoy por hoy, frente a la pandemia del COVID-19 su rutina cambió por completo. El Hospital Garrahan desarrolló un Plan de Respuesta ante la Pandemia y creó un Comité de Crisis. Su año de residencia que terminaría en junio se extendió hasta septiembre. Ante este nuevo panorama que la desafía una vez más, Castellaro dice no tener miedo y cumplir con los cuidados requeridos para disminuir el riesgo. Afirma una vez más, su vocación por la medicina y el servicio a los demás.
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